viernes, 26 de octubre de 2007

DOLOR Y SUFRIMIENTO


Nunca me quejo, considero que el dolor y el sufrimiento debes asumirlo y aceptarlo, pero no compartirlo, compartir mi dolor no me libera de él, sencillamente lo reproduzco en otra persona y lo sufrimos los dos. De pequeño, siempre que me ponía enfermo, o que me hacía daño, era por mi culpa, de esa manera, aprendí a esconder mis descalabros y me hice resistente como las tortugas, pero si algo no puedo soportar es el dolor ajeno. Cuando veo sufrir a una persona querida, lo primeo que siento es una terrible sensación de impotencia y a pesar de que hago todo lo que puedo por ayudarla, por consolarla, nunca me parece suficiente y genera en mi interior un sentimiento de rabia y frustración que debo reconducir para no hundirme en la desesperación. El dolor propio es maleable, puedes sublimarlo, ignorarlo o recluirte en “los palacios de la memoria”, pero el dolor ajeno se me clava en el alma, y no encuentro defensa para ello, solo asumiéndolo como propio, puedo dominarlo y vencerlo.
Nunca he creído aquello de que el dolor nos purifica y nos hace más fuertes, el dolor físico es un mecanismo de autodefensa que nos indica que algo estamos haciendo mal, el sufrimiento moral, es el resultado de un desequilibrio interno que nos va minando poco a poco hasta que se hace insoportable, el mejor antídoto contra el dolor, es el amor, el calor y la paciencia.
“No hay mal que mil años dure” … ni cuerpo que lo resista.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Juanma, si no expresas tu dolor o tu sufrimiento con las personas que te quieren les estás negando el intentar ayudarte. No se trata de compartir el sufrimiento -esta parte me la cargo yo y esta otra tu, como si se tratase de un fardo- se trata de aceptarlo, asumirlo y superarlo entre dos, tres o los que tu y ellos quieran. De verdad piensas que las personas que te quieren no saben cuando algo anda mal? Si lo ocultas, su duda y su preocupación aumenta ya que no saben a qué deben enfrentarse, no llegan a conocer la magnitud del problema y eso no les ayuda en nada.

Piensa que los demás también pueden percibir el dolor de las personas queridas como algo que les desborda más que el suyo, que conocen y controlan dentro de sus posibilidades. Si hablas sobre tu malestar, sin complejos de culpa, ni reminiscencias de la infancia o adolescencia (tampoco es necesario machacar todo el tiempo hasta abrumar) puedes liberar al otro de ese sentimiento de impotencia del que hablas.

Eres muy fuerte Juanito, y si el retirarte a "Los Palacios de la Memoria" te funciona, estupendo. Parece que tienes una capacidad innata para la autosanación. Qué tal si nos dieses un cursillo sobre el tema?
Un beso (casto)

GLORIA

JUANMAROMO dijo...

Hoy vuelvo a la carga con el tema del sufrimiento, el peor de los sufrimentos, es aquel que genera el sentimiento de culpa, por haber causado un dolor inmenso o irreparable a la persona amada, el haber perdido su amor, o lo que es peor, su confianza, por un error, la mayoría de las veces irreparable, es un tema, que se podría enlazar con el de la fidelidad, porque van muy unidos, cuando uno capta el dolor de compañera, un dolor irradiente, que te invade y te penetra hasta lo mas profundo del corazón, y sabes que tu eres el causante de ese sufrimiento, estas cerca del infierno, sientes las lenguas de fuego del remordimiento, de la desesperación y de la rabia, lamerte el alma, y notas como poco a poco te vas hundiendo en el abismo sin poder escapar, solo el amor infinito de la persona herida, podrá rescatarte , solo la infinita capacidad de perdón de la mujer amada, podrá tenderte la mano para que puedas salir del agujero negro del remordimiento y la desesperación, sola la mujer que ama, es capaz de perdona y rescatar del infierno a quien la arrastrado a ella misma al borde del abismo. Gracias por amarnos, gracias por perdonarnos, gracias por existir...