domingo, 18 de noviembre de 2007

¿PORQUÉ ME GUSTAS TANTO?


Cuando has terminado de ducharte, con la piel acariciada por el agua y los cabellos como ríos negros cruzando el mapa de tu cara, y la toalla se te escurre a la altura de las caderas y se queda clavada ahí, a punto de perderse en el abismo de mis fantasías, me vuelves loco. Te observo de reojo para que no te cubras de repente con la felpa, me prives de tu cuerpo y me sueltes el latiguillo de siempre ("¿Qué miras? ¿A qué estoy más gorda?") y con una clandestinidad de admirador secreto me repito la fortuna que tengo al tenerte tan cerca. Me gustas cuando sacudes la cabeza dejando el espejo escupido por el mar de tu pelo y cuando te quitas una espinilla invisible en la nariz. Me pierdes cuando te pones de perfil e imaginas pieles flácidas donde yo sólo veo la gloria de tu epidermis. Extravío el sentido cuando te pellizcas el vientre rastreando michelines que yo me comería a bocados. O cuando te vistes con el ceño fruncido por el esfuerzo de meterte en unos jeans que esculpen tus curvas con idéntica habilidad que mis dedos. "Estoy hecha un desastre. Mira que culo". Mientras, te devoro con los ojos porque no se me desgasta el deseo al pasar los años y al contrario, compruebo cada día que mi mujer es el ser más hermoso que conozco. Me sé de memoria tu ritual matutino, mientras uno y otra nos zampamos el café con los restos de magdalenas que han dejado los niños, y cuando lo recuerdo más tarde en el trabajo, en las reuniones interminables, se me vienen arriba el alma y el cuerpo. Y eso que tú te cambiarías de arriba abajo. Si te gustaras la mitad de lo que me enloqueces a mí te sentirías, mi vida, la reina del mambo. M.T.VIEJO

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