jueves, 21 de febrero de 2008

REFLEXIONES ANTE UN ESPEJO EMPAÑADO

Hay algo que sorprende cuando uno se enfrenta al fenómeno de la vida filosóficamente, y es la falta de un sostén sobre el cual construir. Creo que fue Arquímedes quien dijo "Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo". No tenemos ese punto de apoyo. No tenemos una sola verdad primera, construimos o más bien, intentamos construir basándonos en suposiciones. Intuimos que debe de existir una verdad primera, porque constatamos que la existencia es un hecho, y un hecho no se sostiene sobre una suposición. Podemos saber verdades, pero no tenemos cómo demostrarlas, hacer sentirlas a los demás, y sin embargo podemos estar convencidos de esas verdades. Todavía hay quienes creen en Dios y todavía hay quienes son ateos. Sin embargo "Dios" en sí no tiene ninguna coherencia y, sin embargo, la vida existe y estamos inmersos en ella; debido al fenómeno de la muerte intuimos que otra cosa debe de existir, quizá otra cosa debe de existir o quizá sólo sean creencias. Aún somos incapaces de explicar pi, sin embargo el círculo existe, lo que parece no existir es un número o una fracción que multiplicado por otro de razón de la relación entre un diámetro y un perímetro, sin embargo el círculo existe o quizá no existe y todo no es más que un sueño. Ante la falta de un sostén sólido sobre el cual construir mediante la razón todsos nuestros intentos no pasan de ser meras morisquetas o colosos de pies de barro. Sin embargo sólo podemos estar seguros de que la verdad tiene que existir. Y este "tiene que existir" es nuestro único fundamento sobre el cual construir toda una serie de falsedades. Una cosa sola no construye, se necesita también él último átomo, y toda una cantidad casi infinita de seres de por medio. Ninguna persona que filosofe puede pasarse a sí misma por alto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

no me gusto estsa orrible