viernes, 17 de octubre de 2008

LA MANO EN LA BRAGUITA

No les gusta el cartel donde aparece la mano de una mujer metida en su braguita. Un cartel, todo hay que decirlo, sin tetas, sin pelos ni señales. Pero en Madrid no gusta a las autoridades. Tampoco gusta en medios como la Cope o Telemadrid. Por eso parece que van a censurarlo. Hay que ver qué cochinos. No los del cartel que anuncia la película Diario de una ninfómana, claro, sino aquellos a quienes la mano de una flaca entrando en su braguita -que ni siquiera es braga-, les perturba tanto que no pueden soportarlo.

Porque no creo que sufran por sus hijos. Recuerdo que la película Saw IV tuvo durante semanas colgado uno en el que se veía una cabeza cortada y sangrante puesta sobre una báscula, y no les oí rechistar. En otro cartel, creo que de Saw II, se mostraban dos deditos amputados y con las uñas rotas de arañar quién sabe qué celda. Ambos daban ganas de vomitar la magdalena. Y por supuesto daban mucho más miedo, puestos a pensar en los niños, los dedos amputados que los de la braguita, dispuestos al placer y no al dolor. Así que dando por hecho que no son sus menores lo que les preocupa, queda claro que lo preocupante son ellos mismos. Me cabe la duda de por qué les da miedo el cartel. ¿Porque tendrían que decirles a sus hijas que sí, que se toquen, que aprendan, que es una gozada? ¿O porque tendrían que admitirse ellos mismos que todavía se ponen, y quizás no se acordaban? Disfruten, señores y señoras, por el amor de su dios, acuérdense y déjense de ñoñerías, que el invierno se avecina duro.


CRISTINA FALLARAS (ADN)

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