lunes, 9 de marzo de 2009

ACERADAS ESPINAS


Siento un cansancio que me corroe el alma
que me apaga el deseo, que me cierra las puertas.
Un cansacio infinito que se enrosca en mi cuello
que se engarza en mi frente como una corona
de aceradas espinas.

Es un cansancio negro, que no repara, agota
la herida en el costado que mana sangre y agua
la pena desbocada que clava sus espuelas
la oscuridad sin nombre que hiela la mirada.

La voz que dice ¡Basta!, el último lamento
la mano que se agarra al clavo al rojo vivo
la danza vacilante del púgil noqueado
que escucha en su cabeza, la última campana.

juanmaromo

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