lunes, 15 de junio de 2009

EL HAMBRE, LA MAYOR GUERRA PLANIFICADA (Final)

El 45% de los hambrientos del planeta tiene menos de diez años. El los países empobrecidos, el 60% de las muertes de niños con menos de cuatro años tiene como causa indirecta el hambre.[7]

No existe solidaridad de nuestros gobiernos con el mundo empobrecido. El total de la "ayuda" oficial supone un 10% de lo que pierden los países pobres por el comercio internacional y el 50% de lo que pagan por concepto de deuda externa. Muchos países africanos dedican el 20% de su riqueza para enviarlo al Norte. El Tercer Mundo en los últimos 20 años ha reembolsado 8 veces lo que debía hace 2 décadas y se encuentra 4 veces más endeudado. Podemos decir que ya pagó la deuda. Sin embargo, el interés que el Tercer Mundo paga por la deuda está entre el 10% y el 40% mientras que un ciudadano español quizás paga un 5% o un 6% al año por un crédito hipotecario.[8] La deuda externa es simplemente un mecanismo de robo y de control de los países empobrecidos.

Las viejas palabras de León Bloy son hoy más ciertas que nunca. “El dinero es la sangre del pobre”. Un caso significativo que ilustra esta afirmación, es el de la bolsa de Chicago. El Chicago Commodity Stock Exchange, es la bolsa de las materias primas agrícolas en Chicago. Cuatro o cinco banqueros y comerciantes de multinacionales de grano (André SA Lausanne, Continental Grain, Dreyfus Compagnie, Cargill Internacional... deciden allí los precios mundiales. Su política de precios en todas las materias primas alimentarias causan la muerte de 36 millones de personas al año en el mundo, sólo porque no pueden pagar esos precios. Mientras, en la lógica absurda del dinero, los países enriquecidos destruyen masivamente alimentos o limitan severamente su producción para mantener los precios. Periódicamente, la Unión Europea hace quemar o destruir montañas de carne, rios de leche, himalayas de patatas y miles de toneladas de productos agrícolas de toda clase y otorga subvenciones millonarias a los campesinos agricultores y ganaderos para que no aumenten su producción y así garantizar el nivel elevado de los precios de los productos agrícolas.

Para el pensador y economista francés, Jacques Attali, " Jamás el mundo ha estado más dominado por la ley del dinero. Jamás el capitalismo ha sido más triunfante, más seguro de si mismo, menos soslayable. Jamás resultó más dificil de definir, en cualquier pais, un proyecto político que no sea el de su simple adaptación a las exigencias del orden mercantil."

Vivimos en un mundo donde un país empobrecido no puede adoptar leyes que le permitan alimentar a su población si estas leyes contrarían el “libre comercio”. Un mundo donde países con millones de personas hambrientas exportan comestibles a países cuya población esta bien alimentada. ¿Por qué? ¿Qué tipo de sistema es éste?. Cualquier sociedad es juzgada por la medida en que son atendidos los más débiles y pobres. Y hasta el mismísimo Banco Mundial informa que el 40% más pobre de las personas del Tercer Mundo ha visto descender sus ingresos desde que se inició el salvaje proceso de liberalización. La evidencia es irrefutable y desacredita a los ministros de gobiernos occidentales cuando afirman que la liberalización comercial reduce la pobreza.[9] Estamos de acuerdo con Ana Solano, profesora de medicina de la Universidad de Sevilla, cuando afirma que Occidente “pretende reducir la pobreza matando pobres, en vez de cambiar el modelo económico”.

La experiencia del siglo XX ha demostrado que el viejo argumento de que el libre comercio beneficia a todos es una falacia. Es la libertad del zorro en el gallinero. La globalización económica y la liberalización comercial han concentrado el poder en manos de las multinacionales que disponen para ello de la poderosa Organización Mundial del Comercio (OMC) y de los programas de ajuste estructural del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Son las multinacionales, no la población, las que se benefician de la liberalización y el crecimiento económico actual. Los pequeños agricultores son incapaces de competir en la economía global y se ven presionados a abandonar sus tierras, a las que pueden acceder sin dificultad las multinacionales. En lugar de liberar a los hambrientos, el libre comercio los ha esclavizado. Como escribió Ralph Nader “El mundo no tiene libre comercio; tiene un comercio dirigido por las multinacionales”[10]

La memoria histórica nos recuerda que durante la hambruna que asoló Irlanda en 1846-47, por ejemplo, en la que murió casi un millón de personas, “ los terratenientes exportaban rutinariamente comida a Gran Bretaña mientras se hundían los campesinos pobres del entorno”.[11] Si sustituimos a Irlanda por los países empobrecidos, a los terratenientes, por las multinacionales, y a Gran Bretaña por el mundo enriquecido, es prácticamente lo mismo.

En sus fueros internos muchos occidentales, perfectamente informados del sufrimiento de los hambrientos africanos o de los niños esclavizados en Pakistán, India, Filipinas... soportamos difícilmente nuestra complicidad cotidiana con el orden caníbal del mundo. Sentimos vergüenza, que pronto es sustituida por una sensación de impotencia y pocas veces tenemos el coraje de alzarnos contra este orden injusto y canalla. Para calmar nuestra poca vergüenza, la tentación de buscar justificaciones en muy grande....

Este holocausto es un rasgo característico de nuestra época. Sin embargo todo transcurre como si fuera algo "natural". En este sentido, Bertolt Brecht hacía la siguiente denuncia: "No permitas que nada sea considerado natural. En una época de confusión sangrienta, desorden ordenado, capricho planeado y la humanidad deshumanizada, no vaya a ser que todas las cosas sean consideradas inalterables". Podemos preguntarnos: ¿Somos realmente conscientes de la terrorífica desgracia de los niños en el mundo y del peso de los poderes que los trituran?

Y MIENTRAS TANTO, UN CLUB DE FUTBOL SE GASTA 200 MILLONES DE EUROS EN FICHAJES. ESTAMOS LOCOS, SOMOS INMORALMENTE EGOISTAS Y TARDE O TEMPRANO ALGUIEN NOS PEDIRÁ CUENTAS. SI SOMOS CAPACES DE TRAGAR COSAS COMO ESTAS SIN VOMITAR ES QUE YA NO TENEMOS REMEDIO.

NO ESTAMOS HABLANDO DE CONSTRUIR 800 PISOS DE PROTECCIÓN OFICIAL, O DE SUBVENCIONAR 2000 DE LOS PISOS QUE ESTÁN TERMINADOS Y PONERLOS AL ALCANCE DE LOS JOVENES. ESTAMOS HABLANDO DE GASTAR ESE DINERO Y OTRO TANTO EN SUELDOS, PARA QUE SIGA EL ESPECTÁCULO Y PARA VENDER CAMISETAS. SI PUDIERA DARME DE BAJA COMO SER HUMANO, PRESENTABA LA DIMISIÓN

No hay comentarios: