viernes, 5 de febrero de 2010

EL ENFERMO IMAGINARIO. Versión 2010

Era Septiembre, un Septiembre caluroso y le costaba respirar. Allí estaba ella trabajando, en un turno sin horarios, a pesar de su elevada edad. Sus jefes estaban encantados, cada día eran más ricos y poderosos. La observaban continuamente a través de las cámaras de sus despachos, mientras daban órdenes a través de sus móviles. Desagradables, los ojos inyectados en sangre, los músculos de sus caras rígidos y sus mandíbulas prominentes, siempre preparados para devorar un poco más de pastel. Nunca tenían suficiente. Pero ese día sus caras palidecieron y un sudor frio recorrió sus tensos cuerpos… Ella se acababa de desmoronar, el suelo se le fue acercando a la cara…y luego la oscuridad, negra, densa, abisal, asfixiante y un pitido ensordecedor de 1 Khz. Ese pitido que algunos recordarán de pequeños, cuando salía la carta de ajuste después de sonar el himno en la televisión por la noche. Recordaba flashes, como cuando veía el techo con sus luces moverse, mientras ella permanecía estirada y un golpe seco abría unas puertas a sus pies. Esa misma noche le practicaron una larga intervención a vida o muerte. Allí estaban todos. El cirujano jefe Frank Elliot Drake iba dando órdenes, su sumiso ayudante el cirujano Bartholomeus Cardosso Espinosa y muchos otros. La operación no era nada fácil y los minutos fueron sucedidos por las horas y las horas por los días. Finalmente la operación había concluido. Ella fue conducida a la UVI, una UVI acristalada y monitorizada día y noche, donde era observada continuamente. El director del hospital se reunió con el cirujano jefe y después de horas de conversación decidieron realizar una rueda de prensa.
Los periodistas llevaban días esperando noticias, todo eran conjeturas. Hacía tiempo que nadie se preocupaba tanto por ella. Benjamin O’Connor, el nuevo director del hospital, explicó que la paciente estaba en la UVI, tras una larga intervención, pero que sobreviviría, siempre lo había hecho. Su voz era firme y convincente, pero la duda le recorría el cuerpo. Le aplicaron todo tipo de paliativos, pero aún hoy, después de 16 meses sigue en la UVI. Los médicos en su afán de saber lo sucedido, llegaron incluso a tener una entrevista con los jefes de ella. Estos se encogieron de hombros y dijeron que esas cosas de vez en cuando pasan. Los médicos se quedaron estupefactos con la respuesta, aunque ellos en el fondo sabían, que no eran del todo inocentes.
Ella empezó a trabajar para sus jefes a principios del siglo XIX, estaba contenta, iba progresando y sus jefes la tenían en gran estima. Después de la resaca del charlestón, se sintió mal, muy mal y estuvo ingresada durante largos años a la espera de una mejora. Los que vivieron en esa época y aún hoy pueden contarlo, se estremecen al recordarlo. Esta mejora llegó hacia el año 1941 y no volvió a sentirse mal hasta que empezó a tomar psicotrópicos al final de la era hippy. En los años 80 sus jefes argumentaron a los responsables del hospital que necesitaría otro tipo de píldoras, pues era absolutamente necesario que continuara trabajando. A ella, esas pastillas no le sentaban bien, tenía el organismo muy debilitado, pero nadie la escuchaba. Las dosis empezaron a ser más elevadas con la entrada del nuevo milenio. Ella no estaba bien pero a nadie parecía importarle. La gente cada vez era más próspera, compraban casas, segundas residencias y pasaron de aspirar a tener un utilitario, a tener varios coches de alta gama. Todo iba viento en popa, sus jefes se frotaban las manos y salivaban cada vez que engullían un trozo más del pastel, era una orgía continua, llena de festines.
Ese día de Septiembre todo se nubló, se acabó el espejismo y con él una filosofía de vida, digna de dioses, ni el rey Midas se hubiera imaginado tamaño festín.
Hoy pasados los 16 meses, sus jefes quieren que la sigan manteniendo con vida, en contra de su voluntad. Ella cree que ya ha dado todo lo que podía dar de sí y que deberían buscarle una sustituta. Los doctores creen que es momento de retirarle la respiración asistida, pues su estancia en el hospital está requiriendo ingentes cantidades de dinero y el director del hospital dice que ya no puede hacerse cargo de ello mucho más.
El mensaje a la opinión pública ha ido cambiando con el tiempo. Primero dijeron que era cuestión de meses, pero ahora parece que es mucho más grave de lo que pensaban. En estos momentos dicen que empezará a recuperarse a partir del 2011.
La verdad es mucho más cruda de lo explicado. Las fases por las que se pasa al conocer una enfermedad sin remisión son cinco, negación, ira, negociación, depresión y finalmente aceptación Nos están preparando muy lentamente para la segunda fase, la ira….
Cuando la encontraron en el suelo, de su chaqueta había caído la carta de sus jefes dirigida a los responsables del hospital, escrita en los años 80, unas recetas firmadas con las iniciales del Dr. Frank Elliot Drake , cirujano jefe y sus sumiso servidor Bartholomeus Cardosso Espinosa, junto a un frasco de pastillas, cuyo principio activo era: “neoliberalismo a ultranza”. Las recetas firmadas con sus respectivas inicales:
Dr. F.E.D. y Dr. B.C.E.

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