viernes, 9 de abril de 2010

CUANDO LA CORRUPCIÓN SALE GRATIS

El caso Gürtel ha salpicado al PP y la lectura del sumario lo ha pringado hasta más allá de las cejas. El liderazgo de Mariano Rajoy, si es que alguna vez ha sido líder de algo, ha quedado comprometido. Cuando salga del refugio y ose dar la cara, sudará de lo lindo para intentar explicar por qué, hasta la dimisión de ayer, el partido le mantenía el despacho a Luis Bárcenas y, sobre todo, por qué le pagaba el abogado que le defiende. O por qué trata tan bien a este tesorero que, según el sumario, ha hecho auténticos juegos de manos con el dinero. ¿Qué sabe Bárcenas? ¿Qué tapa? ¿Qué tienen miedo que diga? ¿De todo esto, la trama, Rajoy o Aznar, de qué estaban enterados?
Es impagable el documento publicado por EL PERIÓDICO del argumentario que la sede de Génova ha pasado a los cargos del partido para defenderse de cualquier acusación y todo vínculo con la financiación irregular del PP. La táctica es muy clara. Aguantar el chaparrón. Y esperar. Saben que todo pasa. Saben que después de la tempestad, también en política, viene la calma. Por eso se aferran al ejemplo de Valencia. Pese a todos los trajes de Francisco Camps y todo el hedor de la corrupción, la fidelidad de los electores les ha permitido seguir mandando. Han creído que la corrupción no desgasta. Con casos como el de RoldánCorrea, el Bigotes y algún otro pececito más gordo, y después la crisis y el desgaste de Zapatero harán el resto para llevarlos a la Moncloa. Y quizá tienen razón. Mientras, pasan el trance y da la impresión de que les parece bien que todos nosotros nos detengamos a mirar la lista de regalos, estremeciéndonos con un bolso de 700 euros, un Cartier de cojón de mico o cualquier gadget del catálogo del perfecto pijo. El chocolate del loro. 


  
XAVIER Bosch

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