miércoles, 9 de febrero de 2011

Horror en la niebla


 
 
Emma Riverola Escritora
  A veces, leer el diario se convierte en algo parecido a un paseo entre la niebla. Una aventura angustiosa que te hace mirar a un lado y a otro y preguntarte qué se esconde detrás de los centenares de rostros con los que te cruzas cada día. Una familia rumana esclaviza a compatriotas en Galicia y les alimenta a base de comida de perro. Tres jóvenes mueren acribillados en Ciudad Juárez. Unos adolescentes apuñalan a otro en el metro… Saltas de titular en titular y parece que una bruma espesa y pegajosa brota de las letras, un velo sombrío, como la oscuridad de las pesadillas infantiles.

16.000 españoles accedieron a imágenes pedófilas durante el año pasado. Otro hombre mata a su mujer. Una pareja maltrata a su bebé. Más sombras. Más tinieblas que desdibujan los límites de la crueldad humana. ¿Hasta dónde somos capaces de llegar? Y nos lo preguntamos sin querer escuchar la respuesta. Sabemos que el mal es infinito, pero lo más angustioso es ese camino entre la niebla.
Avanzar sin ser capaces de vislumbrar el verdadero rostro del monstruo hasta que, quizá, es demasiado tarde. Hasta ese segundo en que la mujer, el niño o el hombre que va a ser esclavizado siente el aliento del horror impregnado en la bruma. Una nube tan gris y densa como la del cielo contaminado de estos días. Una niebla asfixiante sin más lluvia y viento que nosotros mismos para disiparla.

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