viernes, 30 de septiembre de 2011

TRISTEZA




Hoy estoy triste, oscuramente triste, profundamente triste
hay un vacío que prende en tu mirada
una sombra negra, una sima siniestra y homicida
que parece atraerme hacia el abismo
esos silencios gélidos, esas miradas huecas
esas palabras mudas, esas sonrisas yertas.


 En días como estos se me escapa la vida
le abro la jaula para que eleve el vuelo
y escape de este cuerpo que la cela
de este corazón acongojado
que apenas ya palpita.

Hoy me hundo en mí mismo y no hallo el fondo,
solo encuentro la nada más grotesca
la burla corrosiva, el miedo que me ciega
y me enfundo las lagrimas amargas
y regreso a tu lado mendigando una sonrisa
una palabra, una caricia, un nada...
                                                                                        
Y me tiendo a tus pies, y lamo tus heridas
soñando que mañana, renacerá la vida
que la niebla se escampa
que el silencio germina
recordando esos días en que incluso
soñé que me querías.

JUANMAROMO

jueves, 29 de septiembre de 2011

EL NUDO DE MIS PIERNAS




Te he llegado a querer como jamás soñara
te he llegado a soñar como jamás quisiera,
formo parte de ti como la hiedra
como el musgo que arraiga entre las piedras
como la espuma que hierve en las mareas.
como el rocío que da luz a la hierva.

Te he llegado a querer con tal ceguera
que no veo si no es viendo tus ojos
que no escucho más son que tus gemidos
que no quiero más pan que el de tu cuerpo
y me muero de sed cuando no tengo
tu magnolia al alcance de mis besos.

Te he llegado a querer con tal locura
que no puedo dormir si no te tengo
amarrada en el nudo de mis piernas,
si no siento el efluvio de tus pechos,
si no muero de amor entre tus simas
con la espada fundida en tu caldero.

Juanmaromo

viernes, 23 de septiembre de 2011

LA CAIDA DEL IMPERIO DE OCCIDENTE




A principios del siglo V, la mayor potencia del mundo conocido estaba sumida en una crisis estructural, había conquistado y sometido a cientos de pueblos imponiéndoles unas condiciones comerciales draconianas, había explotado sus recursos y borrado sus culturas imponiendo sus leyes y sus costumbres, todo el imperio hablaba la misma lengua y tenía la misma religión.
Hacia decenios que la expansión había terminado, se levantaron murallas para proteger las fronteras y las costumbres fueron relajándose. La tasa de natalidad había caído en picado, la corrupción se cebaba en todas las instituciones, y los ciudadanos romanos despreciaban el trabajo duro, miles de trabajadores germanos y eslavos fueron admitidos para cubrir los puestos que nadie quería ocupar, hasta el ejército, antaño motivo de honor y servicio para la nobleza tuvo que ser ocupado por mercenarios a sueldo procedentes de fuera de las fronteras del imperio. Los cesares eran puestos y depuestos por los patricios y el senado apena tenia voz en este maremágnum. La iglesia había extendido sus alas sobre Roma y exterminado el espíritu que había hecho de esta ciudad la capital del mundo. Los historiadores clásicos nos hablan de invasiones, destrucciones y saqueos, pero no hacía falta, el imperio había caído por su propio peso, sencillamente estaba podrido....
Los Chinos son los Hunos de nuestros días, si estudiamos la historia en profundidad vemos que estamos en el mismo estadio en el que el imperio de Occidente se hundió en sus propias cenizas. Los países emergentes, los "barbaros", están comprendo nuestra deuda, no hace falta que nadie nos invada, nos estamos vendiendo palmo a palmo y hombre a hombre, dentro de unos años solo tendrán que presentar la factura.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

EN EL PUNTO DE PARTIDA




En los años cincuenta, más de un millón de españoles expulsados del campo por el maquinismo y la explotación huyeron a Europa y Sudamérica en busca de un futuro para sus hijos. Eran personas sin formación académica, sin oficio en la mayoría de los casos, pero con la fuerza de la juventud y la esperanza en un mañana mejor.
España fue industrializándose sobre la base de una mano de obra barata y unos derechos laborales inexistentes, multinacionales de todo el mundo abrieron factorías de ensamblaje con escaso valor añadido y sin apenas invertir en investigación y desarrollo. Estudiar una carrera estaba reservado a las clases media y altas y el proletariado quedaba fuera de la universidad salvo contadas excepciones. 
Con la entrada en la U.E. una nueva oleada de empresas decidieron invertir en nuestro país, para ello buscaron marcas consolidadas que a golpe de talonario volaron a manos extranjeras, así logos legendarios como Montesa, Derbi, Bultaco, Sanglas o Pegaso, pasaron a ser meras sucursales de las grandes multinacionales, lo mismo sucedió con las marcas líderes en alimentación o detergentes como Riera Marsá, Mistol o Camp, que fueron barridas del mapa por los depredadores del sector.
Pasaron los años, y la universidad abrió sus puertas a los jóvenes. Miles de adolescentes sacrificaron años de su vida en prepararse para los nuevos tiempos, las nuevas tecnologías ofrecían sueldos apetecibles a telecos, ingenieros industriales o analistas informáticos y el auge de la construcción demandaba arquitectos y especialistas cualificados. El estado invirtió cantidades ingentes de dinero en prepara a una generación para los nuevos desafíos, nadie quería trabajar en la obra, en la hosteleria o en los servicios y hubo que importar cientos de miles de inmigrantes para ocupar los puestos  que nadie quería, pero todo era un sueño que acabó en pesadilla. 


Cuando la crisis se extendió por todos los sectores, las empresas que habían buscado mano de obra barata emigraron a los países emergentes, y marcas como Honda, Yamaha o Sony, que habían absorbido y exterminado a la industria autóctona, cerraron sus factorías dejando en el paro a miles de trabajadores. Legiones de licenciados se encontraron haciendo trabajos de supervivencia sin esperanza de encontrar un puesto acorde a su preparación, la generación más preparada de la historia era presa del paro y la frustración.
Con una industria incapaz de absorber la oferta de titulados y especialistas, los jóvenes empezaron a buscarse la vida en el exterior, y actualmente pleyades de universitarios preparados con el dinero del estado, están rindiendo su trabajo en Alemania, Canadá o Australia como única salida profesional a sus estudios. 
Han pasado 60 años pero de nuevo, legiones de españoles tienen que buscarse la vida en el extranjero, la flor y nata de la juventud está siendo expulsada de su tierra como sucedió en los años cincuenta, la espiral ha dado la vuelta completa y estamos de nuevo en el punto de partida.

JUANMAROMO

LA JUNGLA DEL PARQUET




Ya no es que llueva sobre mojado, es "El rayo que no cesa". Hace unos meses fue Roche, después Telefónica y ahora Pficer, tres empresas con beneficios multimillonarios que despiden a miles de trabajadores con la única justificación de que no ganan tanto dinero como antes.
No habían hecho creer que estábamos en una "Economía social de mercado", pero la cruda verdad es que estamos en la jungla del parket, una selva donde no hay lugar para los débiles, para los honrados ni para los justos. Los gobiernos de cualquier ideología se ven impotentes para frenar esta ola de despidos que amenaza con crear una revuelta social de consecuencias imprevisibles. Los estados, endeudados hasta las cejas por una gestión nefasta de la era del boom, ahora se ven en la obligación de mendigar financiación a los mercados, y estos aprietan las tuercas hasta la asfixia.
El capital emigra a paraísos fiscales, las multinacionales a paraísos laborales y la vieja Europa tiene que desmantelar un estado de bienestar que costó un siglo levantar y que fue ejemplo y orgullo para el mundo. La empresas europeas no pueden competir contra unos sistemas de producción sin seguridad social, sin vacaciones ni derechos laborales donde la esclavitud es una forma de producción, unas zapatillas cuyo coste en origen es de tres euros, nos la venden por cien y nosotros las compramos y hacemos publicidad de sus logo.
Las inmensas sumas de dinero acumuladas durante la burbuja yacen sepultadas en las torres de babel de Dubai, o en los bunkers de las Islas Caiman esperando nuevas oportunidades, mientras los bancos restringen el crédito a las pymes generando una ola de quiebras que amenaza con hundir el sistema.
Ningún organismo puede crecer indefinidamente, un sistema económico basado en el crecimiento perpetuo y desmedido, no solo está condenado al fracaso sino que puede acabar con todos los recursos del planeta y dejar un erial para nuestros nietos.
O somos capaces de estabilizar el sistema y lograr un distribución del trabajo y de la riqueza, o esta sociedad injusta y cainita tiene los días contados, y con ella la mayoría de nosotros.

JUANMAROMO

jueves, 15 de septiembre de 2011

UNO DE LOS NUESTROS




Hoy una persona se ha arrojado al metro... Quejas de los ciudadanos por tamaño despropósito, comentarios crueles, sarcásticos y despiadados...  una nota de prensa y las mangueras del olvido borraran su sangre de los afilados raíles. ¡Cuánto sufrimiento habrá estallado en su cuerpo segado por las redondas guadañas! ¡cuánto miedo habrá tenido que vencer la desesperación antes de dar el último empujón a su vida!.
En esta matriz en que nos han injertado, todos tenemos una celda donde trabajar, procrear y morir, es el destino programado por El Gran hermano, pero a veces ni siquiera podemos consumirnos en paz, muchas veces el sanedrín nos arroja al vacio donde reina el llanto y crujir de dientes, donde no hay más luz que la de nuestros ojos apagados.
 Váganos por las tinieblas sorteando fantasmas, fantasmas mudos sin rostro y sin historia que flotan en el limbo de los nadie, personajes en busca de autor que recitan sus papeles en voz alta sin hallar su público. Los encontramos en la cola del paro, en los albergues, dormitando en los  parques, y un día desaparecen sin dejar rastro.
El hombre que ha saltado esta mañana, me ha dejado un rastro nauseabundo, un rastro de sangrante indiferencia en la conciencia ciudadana, de conformismo ante la tragedia. Era un don nadie, era una persona que un día tuvo ilusiones, tuvo una novia, tuvo una familia, era un hombre que fue arrojado por la borda y nadie le tendió una mano, era un cero a la izquierda, era uno de los nuestros.   
JUANMAROMO

lunes, 12 de septiembre de 2011

LAS MENTIRAS DEL TIEMPO




Hace unos días comentábamos sobre la elasticidad del tiempo, el tiempo "bandoneón" que se encoje y se estira caprichosamente sin obedecer ni a cronos  ni a calendas. Hay momentos especiales que se quedan flotando en el limbo espacio/tiempo y que no obedecen a los cánones preestablecidos, acabamos de vivirlos y se antojan lejanos y sin embargo, al cabo de los años se nos presentan frescos y fragantes como recién nacidos.
Son vivencias tan intensas, que forman burbujas en nuestro recuerdo y de esta manera se blindan contra el olvido. Nuestro "airbag" mental  se dispara para protegernos de los momentos dantescos que la vida nos tiende con demasiada frecuencia, son esos instantes en los que creemos que estamos soñando, que "eso" no nos puede estar pasando a nosotros, quizás  es una argucia de nuestro cerebro para darnos tiempo a preparar la defensa, pero esos paisajes de infinita belleza, esos fragmentos que quisiéramos llevarnos a la eternidad se enquistan en nuestro tejido emocional y acaban formando parte de nuestra esencia.
La vida no se mide por las veces que respiramos si no por los momentos que nos dejan sin respiración.

JUANMAROMO

domingo, 11 de septiembre de 2011

ENTRE DOS AMORES



Erase una vez un perrito que correteaba por la calles en busca de amor. Un día luminoso, una muchacha lo acogió en su casa, el estaba loco de contento, creyó que por fin había encontrado su hogar, pasaron los meses, y un atardecer ella le sacó de paseo y le dijo.
-Mi pequeño, yo te quiero mucho, pero eres un chucho callejero y yo busco un perro con pedigrí, te deseo que tengas mucha suerte y encuentres la amita que te mereces.
Durante meses vagó desconsolado  suplicando un soplo de cariño, pero nadie queria seber nada de un chucho triste y desvalido.
Una tarde, vagando desesperado muy lejos de su territorio, escuchó una voz dulce y melodiosa que le dijo.
-¿Qué haces tan triste y perdido por estas calles solitarias, yo también necesito cariño y compañía, si me acompañas, mi casa será nuestra casa.
Pasaron los años, y el cachorro se hizo adulto, su ama lo educó, lo cuidó y lo mimó hasta hacer de él un hermoso y cuidado ejemplar. Una noche, mientras daba su paseo vespertino, escuchó una voz que le era familiar y de pronto se encontró con su primera amita. el corazón le rebotó en el pecho, se le acercó aullando de emoción. Ella al principio no le reconoció, pero al mirar en sus ojos supo que se trataba de su primera mascota, después había tenido muchas y de las mejores razas, pero ninguna la había querido como aquella.
Cada día se encontraban en el mismo parque, y a escondidas se contaban sus temores y esperanzas, aprovechaba cualquier descuido para salir corriendo y dejarse acariciar por su antigua ama, un día la siguió a su casa y se tras una noche de juegos y confidencias, se quedó dormido en su cama. A la mañana siguiente corrió desesperado a su casa, allí estaba si dueña llorando, lo había buscado toda la noche y creyó haberlo perdido para siempre.
-Eres un perro malo, le dijo- ¿Así me pagas lo que he hecho por tí?... Si vuelves a desparecer, te encontrarás la puerta cerrada para siempre.
Durante unas semanas, permaneció fiel y regresaba puntualmente al hogar, pero un anochecer, volvió a encontrarse con ella, luchó ferozmente contra sí mismo pero todo fue inútil, cuando regresó de madrugada, las puertas estaban cerradas. De nada sirvieron sus llantos y gemidos, ninguna luz iluminó las ventanas, ninguna voz le dio la bienvenida.  
 Llovía a raudales, empapado y desesperado decidió  regresar a su antiguo hogar, pero al cruzar la puerta, un perro enorme y agresivo estuvo a punto de matarlo, era el guardián de la casa y supo que allí no tenia cabida.
Vagó sin rumbo durante toda la noche aullando de ventana en ventana. Al amanecer, buscó refugió debajo de un puente y cayó agotado sin darse cuenta que la riada estaba a punto de desbordar el cauce.

JUANMAROMO



viernes, 9 de septiembre de 2011

MÉDICOS SIN ALMA



Acabo de regresar del ambulatorio de las SS, mi matarife oficial está de vacaciones y me había tocado  una médico joven. Al verla he tenido la esperanza de que aun no estuviese quemada y  pudiera ofrecerme  un trato humano, ha sido un experimento para comprobar hasta qué punto llega la insensibilidad de la clase médica con respecto al dolor y a la desesperación de los pacientes.  La caracterización del personaje, perfecta. dos días sin afeitarme, aspecto descuidado, ojeras de no haber dormido, ojos llorosos y expresión angustiada.
Cuando me ha tocado el turno, me ha hecho pasar sin apenas mirarme, se ha sentado en el ordenador, y con voz robotizada, me ha preguntado que me pasaba.
Le he desgranado un cuadro completo de depresión con crisis de angustia , insomnio, taquicardias, desesperación, perdida de la lívido, pesadillas nocturnas, irritabilidad, cefaleas, nerviosismo y terrores pánicos. Ha ido tecleando el historial sin dirigirme la mirada y en un tono impersonal me ha preguntado.
-¿ Ha sentido deseos de suicidarse en algún momento?
Por un instante creí ingenuamente que me iba a mirar a los ojos, pero ha sido un espejismo, como no contestaba, me ha repetido la pregunta.
- Le pregunto, si en algún momento ha tenido ganas de quitarse la vida.
- Pues quizás si, quizás en algún momento me ha pasado esa imagen por la cabeza-
-¿Y por qué no lo ha hecho?-
Me he quedado mudo por unos instantes y he contestado con voz lúgubre-
-Supongo que me ha faltado valor-
Ni una pregunta sobre mi circunstancia personal, sobre la posible causa de mi desesperación, ni una palabra de aliento, ni un soplo de esperanza.
-¿Toma algún tipo de medicación?
Sin hacer comentario alguno, me ha extendido un volante para el psiquiatra, y me ha citado para dentro de dos semanas.
Yo me pregunto, si de verdad estuviese deprimido (que después de la visita casi lo estaba), ¿cómo me hubiera sentido?, si hubiese necesitado un poco de comprensión,  una mirada, un soplo de esperanza, ¿no me habría sentido tratado como una alimaña?.
Yo no sé que les enseñan en las facultades a parte de recetar fármacos, pero está claro que la medicina ya no es una humanidad científica, que los médicos ya no curan por imposición de manos,  mirando a los ojos o escuchando tu corazón.
 Ir al médico es como ir al mecánico, solo sirven para cambiar piezas, y si de alguna no hay recambio o no saben localizar la avería,  ¡al desguace, que solo tengo 10 minutos!.

JUANMAROMO

jueves, 8 de septiembre de 2011

EL DÉFICIT Y LA DEUDA




Se ha abierto una enconada polémica sobre la inclusión de un tope de endeudamiento en nuestra constitución, de hecho varios países están en trámites de incluir una enmienda que limite a los gobernantes su capacidad de endeudar al país y traspasar una mala gestión a los sucesores y por ende, a toda la población, pero ¿sabemos lo que significa la palabra "deuda"?.
La contabilidad de un estado es similar a la de una empresa o familia, recibe unos ingresos y se ha de hacer cargo de unos pagos. Cuando los gastos son superiores a los ingresos, debe solicitar un préstamo a la banca o a las entidades financieras a fin de equilibrar el balance, pero ese préstamo devenga unos intereses.
La UE impuso un déficit presupuestario inferior al 3% del P.I.B. pero en los últimos años numerosos países han traspasado con creces el límite, los estados dilapidaron los ahorros de las vacas gordas en subvenciones y ayudas sin tener en cuenta la que se avecinaba, cuando la crisis nos alcanzó de lleno, las arcas del estado estaban vacias.
Durante los años de bonanza, los sucesivos gobiernos inflaron desmesuradamente la administración, generaron agujeros negros en la economía de las comunidades autónomas  y dejaron a los ayuntamientos en manos de la venta de suelo público.  Hay que tener en cuenta que la mayoría del dinero que las cajas de ahorro gastaron en hipotecas basura era dinero prestado a corto plazo, es decir, financiaban a 40 años, pero debían amortizar en 5 a lo sumo, cuando los impagados se dispararon, sonaron todas las alarmas, de nada servía embargar miles de pisos invendibles y con un valor contable muy superior al precio real, el peligro de una bancarrota estaba a la vista.
El estado, a fin de evitar el crack, avaló a las cajas en peligro, con lo cual se vio obligado a incrementar el déficit, cuando los mercados vieron peligrar la devolución de los prestamos se produjo el segundo crack, ante el riesgo de impago de algunos países, exigieron unos intereses draconianos  con lo cual, al término del préstamo, la cantidad a devolver era muy superior, era el pez que se muerde la cola.
No vamos a discutir cómo reducir el déficit ni quiénes son los responsables  del desafuero, si una familia durante años gasta mucho más de lo que ingresa a base de créditos llegará un momento que será embargada por no poder hacer frente a los pagos, a los estados les sucede lo mismo.
Está claro que debemos equilibrar nuestros balances, de lo contrario estamos condenados a la bancarrota, ninguna persona o entidad puede vivir perpetuamente endeudada,  nuestros números están al rojo vivo, o equilibramos el presupuesto o nos vamos todos a pique, aunque los verdaderos culpables ya tienen reservados sus salvavidas.
JUANMAROMO

¿QUE NOS ESTÁN QUITANDO?

 

Nunca tuvimos la soberanía que decimos que nos están hurtando: gastamos más de lo que teníamos


 
Antonio Argandoña Profesor del IESE. Universidad de Navarra
  «La fiesta que nos dimos a cuenta del euro la estamos pagando ya con una cesión de soberanía», leí hace días en un artículo de un diario económico. Y me acordé del cuadro de Velázquez La rendición de Breda, más conocido como Las lanzas, que ilustraba un libro de historia de España que yo estudié cuando era (más) joven. En el cuadro se ve a Justin de Nassau doblando ligeramente la rodilla ante Ambrosio Spinola para entregarle las llaves de la ciudad tras 11 meses de asedio. El general holandés, efectivamente, cedía la soberanía de la ciudad, de su Ejército y de sus habitantes al general español.

¿Es esto lo que han hecho nuestros políticos este verano? Me parece que no. Todo el entorno de las políticas ante la crisis económica se ha desquiciado un tanto, en lo político y en lo ideológico. Los mercados, nos dicen, nos están quitando nuestro Estado del bienestar; los alemanes están sometiendo nuestra soberanía económica a sus intereses… El argumento viene bien a muchos. Los políticos tienen una excusa para hacer lo que saben que deben hacer: nosotros no queríamos, dicen, pero nos obligaron los mercados, la Unión Europea o el FMI. Y los ciudadanos podemos rebelarnos, porque no es algo que hayamos elegido nosotros, sino que es un robo de nuestra soberanía perpetrado por unas oscuras fuerzas exteriores.
Pero nuestros problemas no se arreglarán si no reconocemos la verdad, aunque esta no nos guste. Para empezar, como dice la frase que he reproducido al principio de este artículo, nos dimos una fiesta con el euro. Sin la moneda única no habríamos tenido los años de prosperidad que acabaron en el 2007, nuestros costes financieros habrían sido mucho mayores, las empresas no habrían tenido los altos beneficios y la expansión que tuvieron, las familias no habríamos tenido el consumo elevado y la oportunidad de comprarnos una casa nueva… El empacho de ahora es, en parte, consecuencia de la comilona de entonces. ¿Nos engañaron? No lo niego, pero también nos dejamos engañar. ¿Que usted no se benefició? Bueno, pero pregúntele a unos cuantos millones de españoles.
Y el que sufre el empacho pierde su soberanía para seguir comiendo, al menos mientras le duren las molestias. En nuestro caso, hemos de reconocer que nunca tuvimos la soberanía que ahora decimos que nos están quitando. Gastamos más de lo que teníamos, y nos creíamos dueños de todo. Pero no lo éramos: vivíamos del crédito. Y ahora nos exigen que cumplamos nuestros deberes como deudores.
Podemos pedir ayuda a nuestros socios europeos, pero, lógicamente, ellos piden también garantías de que no despilfarramos el dinero. ¿Una pérdida de soberanía? Yo más bien diría que es el reconocimiento de una limitación que ya teníamos y que no quisimos reconocer. Podemos interpretar la actitud de la señora Merkel como un intento de controlar la política económica española, pero me parece que, más allá de su interés en que no suspendamos pagos, en que compremos sus máquinas herramientas y pongamos nuestros hoteles a disposición de sus ciudadanos en vacaciones, a los alemanes no les preocupa demasiado lo que haga nuestra ministra de Economía. No somos tan importantes.
Lo que sí le preocupa al Gobierno alemán es otra cosa, y es bueno que lo sepamos porque, nos guste o no, él tiene que dar las garantías para nuestra deuda. Al final, los alemanes tienen que ayudar a sus socios griegos, irlandeses, portugueses, italianos y españoles, pero piensan que todos nosotros somos manirrotos y descuidados, y no quieren que sus ahorros se dediquen a sostener a esos derrochadores del sur. De modo que el Gobierno alemán necesita mostrar a sus votantes que sus socios del sur han prometido enmendarse y lo están haciendo. Eso es lo que nos pide la señora Merkel. ¿Es esto una pérdida de soberanía para nosotros?
Porque si consideramos que sí, que es una pérdida de soberanía, podemos rebelarnos, del mismo modo que usted y yo podemos negarnos a pagar nuestras deudas o a cumplir la ley. Pero entonces atengámonos a las consecuencias. Que para el país serían la posible (¿probable?) quiebra del sistema financiero, el colapso de nuestra economía (o poco menos) y, ahora sí, de verdad, la pérdida de buena parte de nuestro Estado del bienestar. ¿Que no es esto lo que nos dicen nuestros políticos o nuestros ideólogos? Claro, porque a los ciudadanos no nos gusta. Pero… la verdad es la verdad, lo diga Agamenón o su porquero.
Bueno, no sé por qué me he metido en este lío sosteniendo argumentos políticamente tan poco correctos. Bueno, sí lo sé. Llevamos ya cuatro años de crisis, la crispación ha ido aumentando, y seguimos confiando en las medidas parciales: que suban los impuestos a los ricos, que cambien tal o cual contrato laboral, que no reduzcan el gasto sanitario, que las exportaciones se recuperen… Y, mientras, seguimos peleándonos por los principios: que no nos quiten el Estado del bienestar, que los mercados no nos impongan su ley, que Alemania no robe nuestra soberanía… Quizá va siendo hora de que pidamos a nuestros políticos que cambien su discurso… Profesor del IESE. Cátedra La Caixa.