viernes, 4 de mayo de 2012

TIEMPOS DE TINIEBLA



Nunca en tiempo de paz se había producido un retroceso tan sangriento en las libertades y los derechos de nuestro pueblo, nunca la corrupción había alcanzado tan altas cotas de impunidad y aceptación, nunca los políticos habían sido tan ineptos y prepotentes como los que ahora nos chulean.  La pérdida de credibilidad, justicia social, y libertades es comparable a la que se produjo tras el cuartelazo franquista. En el fondo, esta crisis no es sino un golpe que el capital ha perpetrado contra la democracia y el estado del bienestar. Cada vez más, las guerras se desatan sin armas, y los genocidios sin cámaras de gas.
La cola del paro y las empresas explotadoras se han convertido en los nuevos zulos, las ciudades en campos de refugiados, y los países, en  corralitos de seres humanos.
Los enfermos ya no son pacientes, son clientes y se les trata en función de su capacidad económica, los mayores son trastos viejos que viven demasiado tiempo para ser rentables a los planes de pensiones, los niños y jóvenes son peligrosos en  potencia y hay que adoctrinarlos y vaciarlos de su capacidad de aprender y de su rebeldía y los políticos son los nuevos pastores que el capital utiliza para guardar el rebaño.
El planeta está siendo expoliado hasta límites insostenibles, las selvas taladas, los bosques quemados, las aguas contaminadas y los mares esquilmados. La atmósfera es el mayor vertedero de gases tóxicos y los residuos radiactivos letales durante milenios son el legado a las nuevas generaciones. La especies están desapareciendo, la biodiversidad se conserva en laboratorios, y el derecho a la vida es una palabra vacía de contenido.
Los campos están en barbecho porque no son rentables, el precio que paga el consumidor es diez veces superior al que percibe el productor, y la comida es cada vez más cara y más manipulada genética y químicamente. Se crean necesidades ficticias y una vez arraigadas se nos convierte en adictos, como en la novela de Bradbury, los libros son perseguidos y las pantallas gigantes dominan los hogares.
Siento que todo por lo que hemos luchado, trabajado y soñado se nos está escurriendo de las manos y que pronto no tendremos ni un grano de arena. La granja de Orwell ha cambiado de propietarios y estos están dispuestos a sacarnos hasta el último euro de provecho, cuando la gallina ya no ponga huevos, siempre servirá para hacer un buen caldo.

Se acercan tiempos de tiniebla, tiempos de miedo, de rabia y de silencio, tiempos en los que conforme la presión social aumente, la represión policial se hara insoportable, los compañeros mutaran en rivales, los vecinos en confidentes y El Gran hermano extenderá sus repugnantes tentáculos hasta controlarlo todo. 
Aun estamos a tiempo de para el péndulo que amenza con romper el cristal de la historia, pero me temo que el termometro social está marcando el cero absoluto.

JUANMAROMO

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy completamente de acuerdo con lo que dices, y si me permites te dire que tienen que ser los más jovenes los los que ganen esta batalla, que no se detengan en la protesta, porque lo menos que un ser tiene que tener es un trabajo.