miércoles, 12 de diciembre de 2012

PAZ EN LA TIERRA A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD




Recorro las calles de mi ciudad, miles de bombillas pretenden transmitir alegría, pero se masca la tristeza. Los cajeros automáticos se cierran al anochecer para evitar ser ocupados por gentes que buscan un techo donde guarecerse del frío  las aceras están sembradas de manos extendidas y en los cruces hierven rostros desesperados golpeando las ventanillas.
Los contenedores son paradas de un viacrucis diario para miles de familias que hasta hace unos meses tenían un trabajo y una casa y ahora deben mercadear con los despojos de una sociedad que les cierra las puertas, no son inmigrantes ni parásitos sociales, son personas que aun conservan sus buenas ropas, gentes que aun no han sido marcados por el estigma de la marginación, pero que cada día que pasa se van acercando al punto de no retorno. Ya nadie canta, los vagones del metro parecen trenes hacia el patíbulo, rostros desorientados, temerosos y depresivos se esconden tras un Iphone que les encadena a dos años de permanencia a una necesidad tan falsa como el senado o los miles de consejeros que nos chupan la sangre y la esperanza.
Este año brindaremos con vino amargo, brindaremos hasta la embriaguez y arrojaremos las copas al agujero negro que nos espera tras la noche vieja. Estos genocidas no se han conformado con robarnos el dinero, nos han arrancado las ilusiones y la esperanza, han levantado un altar al becerro de oro y allí nos sacrifican día tras día en la cola del paro mientras ellos ponen a salvo su botín en los paraísos fiscales.
Estas navidades serán tan negras como las sotanas de los vicarios que nos chulean, como los trajes de los políticos que nos estafan o como la conciencia de los financieros que nos expolian, pero nada ni nadie evitará que nos reunamos en la mesa a recordar a los ausentes, a celebrar a los recién llegados  y a brindar con el vino de nuestra tierra por esa llama de amor que nos ilumina y a la que esos sicarios jamás podrán acceder, porque como cantaban los ángeles, la paz en la tierra solo está al alcance de los hombres de buena voluntad.

JUANMAROMO

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