miércoles, 29 de enero de 2014

LAS HISTORIAS DE LA HISTORIA


El nacionalismo es la última expresión del tribalismo, nuestra primera "nación" es nuestra casa, más tarde nuestra calle y cuando somos algo mayorcitos, nuestro barrio. Con la adolescencia los ámbitos se amplían y ya es nuestro pueblo o nuestra ciudad quien marca las fronteras, hasta que vienen los políticos y nos clavan una bandera en el corazón.  Alguien dijo  "Mi patria es todo el territorio que puedo recorrer en una jornada a caballo", en la actualidad, con los modernos medios de transporte,  seriamos ciudadanos del mundo.
Todos necesitamos sentirnos participes de un colectivo, somos seres sociales, y de esa necesidad se aprovechan los políticos para reclutarnos para el odio y para las guerra, ni tan siquiera las ideologías pueden contra este tribalismo  ancestral, a pesar de que Marx y Bakunin arengaron a las masas trabajadoras a no participar en La Gran guerra, al final acabaron matándose mutuamente a la sombra de las banderas que les explotaban,  el saurio continua coleando en el cortex cerebral.
En plena eclosión de los nacionalismos renacentistas, Maquiavelo sentenció sabiamente. "Si quieres crear una nación,  escribe una historia gloriosa y siémbrala de héroes y mártires" y así lo hicieron todos los países en ciernes. España se inventó la reconquista, una guerra civil inacabable convertida en cruzada, transformó a mercenarios como Rodrigo Díaz en héroes y expulsó de su territorio a todos aquellos que no comulgaban con la misma fe o hablaban distintos idiomas, empezaba la caza de brujas y la lucha por los imperios.
La historia es el único libro que se reescribe mil veces y siempre se vende como nuevo, Francia recuperó a Roland, Portugal a Viriato  y La Gran Bretaña a Robin Hood, todas las naciones en ciernes buscaban héroes y epopeyas para justificar su existencia, la mitología volvía por sus fueros.  En los últimos siglos, la historia de España se ha reescrito mil veces, se han arrancado paginas y se han insertado inexistentes,  la historia la escriben los vencedores con la sangre de los vencidos, por eso casi todas las banderas llevan el rojo en sus colores.
Me gustaría leer los libros de historia del siglo XXX a ver cómo nos catalogan suponiendo que sobrevivamos como especie, aunque me temo que seguirán escribiéndola los mismos.

JUANMAROMO

martes, 21 de enero de 2014

UNA HISTORIA REAL


Se levantó con dolor de cabeza y un ligero mareo, se puso el termómetro y marcó 37.50, por un momento pensó en llamar al despacho y avisar que tenía que ir al médico, pero necesitaba el sueldo integro y no podía permitirse el lujo de perder una jornada de trabajo. Al día siguiente no mejoró, seguía con los mismos síntomas pero pensó que ya los superaría, no podía asumir una baja que le supondría perder la mitad del salario, así que continuó asistiendo a la oficina hasta que el cuarto día no pudo levantarse, un tremendo ataque de tos angustioso y desgarrador le rompía la garganta y los pulmones, en cada acceso estaba a punto de perder el conocimiento, llamó a urgencias y el diagnostico fue tajante, sufría una tos ferina aguda en fase avanzada. Lo primero que le reprocho el médico, fue porqué no había ido a visitarse desde el principio, unos antibióticos en la primera fase y unos días de reposo hubieran impedido el desarrollo de la enfermedad, además era extremadamente contagiosa, y todas las personas con las que hubiera estado en contacto corrían el riesgo de contagio.
El resultado final de esta política sanitaria draconiana, fue, un mes de baja para ella con unos accesos de tos desgarradores, y una pandemia en la oficina, cuatro personas tuvieron que ser atendidas en urgencias por haber adquirido la enfermedad, el despacho quedó prácticamente bloqueado con el consiguiente perjuicio económico a corto y largo plazo. Un problema que con cuatro días de reposo se hubieses solventado degeneró en una epidemia cuyo alcance aun no se ha podido evaluar.
El hundimiento de la sanidad pública y la cobertura social supone un deterioro de la salud y la calidad de vida de millones de personas, y la expansión de enfermedades que se creían controladas, un error que pagaremos muy caro, pero que pagaremos los mismos de siempre.
JUANMAROMO

lunes, 13 de enero de 2014

TENGO MIEDO

Tengo miedo a recoger la pluma
a mojarla en la tinta de mi alma
y emborronar los papeles de la vida
con la mano febril y alucinada.

Tengo miedo a destapar el arca
y que salgan de ella los demonios,
los miedos, los temores las quimeras
las mentiras, los celos y los odios.

Tengo miedo a pensar, a abrir los ojos
a creer, a sentir, a abrir la boca
y a zarpazos  y fieras dentelladas
voy cavando mi tumba entre las rocas.

Tengo miedo a que se abran los postigos
y la luz me refleje en el espejo
y me enfrente a un traidor, a un embustero
a un cobarde, a un tahúr, a un pobre viejo.

Juanmaromo