lunes, 21 de diciembre de 2015

CATALUÑA Y EL FASCISMO




Cataluña es un país abierto, dialogante y reflexivo, en nuestros balcones se pueden ver señeras y esteladas conviviendo con rojigualdas de Osborne sin problema alguno. El catalán es capaz de defender sus ideas escuchando al oponente, bailar con las manos unidas y levantar castillos increíbles a base de brazos y esfuerzo colectivo. Nuestro pueblo es un pueblo de alubión desde los primeros layetanos, pasando por cartagineses celtas y romanos hasta los nietos de los indianos que retornan a casa. Como canta Llach “Venim del nord, venim del sud, de terra endins, de mar en enllà” somos hijos y nietos de andaluces, aragoneses castellanos o gallegos, pero todos nos sentimos catalanes hasta las raices.

En Cataluña se habla cualquier idioma, si te asoma a las terrazas escucharas hablar en la misma mesa castellano, catalán o gallego sin ningún problema, todos nos entendemos, porque por encima de todo está la voluntad de entendernos.
Cataluña nunca pactó con el fascismo, Cataluña nunca quiso un rey, por eso la derecha cuaternaria ha intentado acabar con nuestra cultura y nuestra identidad. Desde el decreto de nueva planta hasta la prohibición del referendum, pasando por el 18 de Julio, la España profunda, heredera de la Castilla imperial, ha intentado por todos los medios absorbernos y fagocitarnos en esa piel de toro que se pudre en pedazos.
El fascismo nunca nos perdonará nuestra rebeldía, nuestro espíritu de libertad ni nuestro concepto de convivencia. Decía Hernandez “Nunca medraron los bueyes en los paramos de España”, pero podemos estar seguros de que en Cataluña jamás medrarán los toros de lidia, los yugos y la flechas ni las gaviotas carroñeras.  “Com fem caure espigues d'or, quan convé seguem cadenes” ... Que no se nos olvide, que a nadie se le olvide.

Jose Luis Juanmaromo

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