miércoles, 20 de abril de 2016

LA NORIA DE LA VIDA



Si nos atenemos a las reflexiones de sabios, pensadores y filósofos en el ocaso de sus vidas, cualquier tiempo pasado fue mejor. Nos dicen que la sociedad y la vida se dirigen al punto de no retorno y cuando estudiamos sus argumentos nos parecen irrefutables, pero resulta que esta corriente apocalíptica nace con la escritura y seguramente con el pensamiento.
El error consiste en mimetizar nuestra decadencia con la de una sociedad en constante evolución, nos cerramos a la música, al cine, a la novela actual y nos encerramos en nuestros  clásicos, esos clásicos que en su día escandalizaron a nuestros mayores y que a los  jóvenes les resultan trasnochados. Por suerte, ellos, descubrirán que el arte no tiene fecha de caducidad, que siempre se ha hecho y se hará arte con mayúsculas y producciones consumistas que se agostan en mitad de su estreno.
Como mayores, debemos denunciar los defectos y los errores de la sociedad, pero si miramos hacia atrás sin ira, debemos reconocer que por cada paso  que hemos retrocedido, hemos avanzado tres y que denunciar no significa renunciar.

Asomado a mi atalaya, puedo divisar desde la música medieval hasta la new wave, pasando por la copla, el bolero, o el rock&roll,  puedo paladear  cine negro,  películas de arte y ensayo y las últimas producciones indi  o refugiarme en  la poesía romántica a la vez que desbrozo nuevos caminos hacia el futuro.

Nuestra sociedad tiene muchos defectos y es deber del cantor denunciarlos y ponerlos en boca de todos, pero estoy seguro de que cuando nos vayamos, dejaremos un mundo un poquito mejor que el que recibimos, pongamos en ello nuestro granito de arena.

Jose Luis Posa

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