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martes, 16 de agosto de 2011

CARTA ABIERTA A UN MARIDO DESATENTO




Mi querido amigo, disculpa que me dirija a ti con este tratamiento sin apenas haber cruzado unas palabras, pero te conozco lo suficiente como para sentir una especial simpatía hacia tu persona. 
Me consta que eres un hombre culto, autoritario y muy preparado, en definitiva, un triunfador. Sé que te has codeado con la flor y nata de la sociedad, que has compartido mesa con lo más fiero de la fauna económica, y que tuviste la coherencia suficiente para decir no aun sabiendo el costo de tamaña osadía. 
 Me consta que tu sentido del humor es inteligente y caustico y que a pesar de los pesares, has llegado a la meseta de tu vida con una envidiable situación económica y con una salud a prueba de lustros, pero hay algo en lo que has fracasado rotundamente.
Hoy hablaba con tu esposa, una mujer bella, inteligente, sensual y sensible, y se lamentaba de tu frialdad, de tu distanciamiento, de tu creciente crispación. Me contaba que desde hace unos años, la convivencia es un campo de batalla en el que las treguas son cada vez más cortas y espaciadas, se lamentaba que intentas complacerla a base de regalos y cruceros cuando lo único que ella necesita es un soplo de amor, un abrazo de corazón a corazón que le compense de los golpes con los que la vida le ha castigado.
La fortuna te ha tratado bien, quizás porque tú también has sabido tratarla, pero hay una pieza en tu puzle que no has sabido encajar. Nadie está obligado a dar lo que no puede, pero sí a entregar todo lo bueno de lo que es capaz y tu aun puedes dar mucho más de lo que crees.
Esta noche, cuando llegues a casa, mira a tu mujer a los ojos, traspasa su coraza y entra en su morada, Tómala en tus brazos y siente su corazón latir en tu pecho, dale esa ternura que todavía conservas en algún rincón de tu alma, sumérgete con ella, y surca sus aguas aunque estés desarbolado, ella no desea más de lo que tú puedes entregarle y que le niegas por miedo o amargura.
Te envío  un sentido abrazo en la esperanza de que seas capaz de recuperar aquello que jamás debiste perder, el amor de tu esposa y la ilusión de vivir, lo uno y lo otro todavía están a tu alcance, solamente debes tender la mano.
JUANMAROMO