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miércoles, 16 de marzo de 2011

PURGAMOS COMO INDIVUDUOS LOS PECADOS QUE COMETEMOS COMO ESPECIE



En los últimos tiempos, se están desarrollando enfermedades que hasta hace unos años eran anecdóticas. Conforme erradicamos plagas como el cólera, la peste o la viruela, aparecen otras aún más virulentas si cabe. El sida, el cáncer, la leucemia se han disparado en los últimos años de tal manera que uno de cada seis habitantes del mundo occidental contraerá en algún momento alguna de estas afecciones.

Hasta el siglo pasado, a pesar del elevado indice de mortalidad, los niños que superaban la adolescencia, tenían casi asegurada una juventud sana si lograban esquivar la tuberculosis y algunas formas virulentas de gripe. Con la llegada de los antibióticos, las plagas bacterianas fueron prácticamente erradicadas de la sociedad moderna, la vacunas, la higiene y la alimentación hicieron descender drásticamente la mortalidad infantil, pero de un tiermpo a esta parte, un nuevo tipo de peste se está cebando en nuestros jóvenes.


Dejando a parte el Sida, un síndrome muy controvertido y del que cada día se genera más discrepancia a nivel médico y científico, nos encontramos con que el índice de afectados por cánceres, leucemias o linfomas se ha multiplicado por diez en los últimos decenios.
¿A que se debe la eclosión tan disparatada de este tipo de afecciones?.
Está claro, y a pesar de que por razones obvias, nadie ha realizado un estudio científico a nivel mundial, que la explosión de Chernobyl, ocasióno una contaminación radioactiva de tal magnitud, que en los años posteriores, millones de personas residentes incluso a miles de Kilómetros de la URSS se vieron afectadas por la nube letal que llegó hasta el norte de Africa.

El uso intensivo y desproporcionado de electrodomésticos y terminales que generan microondas y radiaciónes en todo el espectro, como los teléfonos móviles, la wifi o los monitores informáticos, tiene mucho que ver en esa nueva plaga. Las señales procedentes de las antenas o de los cables de alta tensión, interactuan con el código genético de las células del organismo, pudiendo llegar a producir mutaciones que degenerarán en cancer o tumores malignos, así mismo atácan a la médula donde se generan las defensas del cuerpo, reprogramando sus códigos y generando leucemias y linfomas.


El uso incontrolado de transgénicos, pesticidas y piensos artificiales, así como la agricultura “de camara fria” y la ganaderia “estabularia”, nos han conducido a la paradoja de que la sociedad más obesa de la historia es la que está peor alimentada. Exceso de grasas, y carencia de oligoelementos, minerales y vitaminas naturales, contribuyen a bajar las defensas del organismo y hacernos más vulnerables a este tipo de ataques. Si completamos el cuadro con una sobredosis de stress, insatisfacción personal y carencias afectivas, tenemos todos los ingredientes para un cóctel emponzoñado del que todos bebemos a diario.


Purgamos como individuos los pecados que cometemos como especie, hemos envenenado el medio ambiente, destruido la capa de ozono y contaminado tierra, mar y aire. Los frutos de tal amarga cosecha, los estamos recolectando ahora, pero puede que nuestros hijos se lleven la peor parte.



JUANMAROMO

viernes, 5 de noviembre de 2010

EL AIRE CONTAMINADO MATA MÁS QUE LOS ACCIDENTES DE CARRETERA

 Los médicos alertan sobre la contaminación química en el libro 'Medio ambiente y salud', elaborado por el Centre d'Anàlisi i Programes Sanitaris

La polución del aire y la contaminación química "están provocando una epidemia invisible". Sus efectos alcanzan al organismo humano y está causando más víctimas mortales que los accidentes de tráfico. Sin embargo, la sociedad aún no es consciente de este problema "imperceptible". Esta es la tesis del libro Medio ambiente y salud, elaborado por el Centre d'Anàlisi i Programes Sanitaris (CAPS), y en el que médicos, epidemiólogos y otros expertos alertan ante los impactos que tienen en el sistema sanitario diversas formas de contaminación (aire, sustancias químicas, ruidos, radiaciones). Entre otras soluciones, proponen crear una Agència Catalana de Qualitat Ambiental i Salut.
"El sistema sanitario se dedica a las enfermedades y su cura, pero no ha entrado aún suficientemente en las causas ambientales, en la contaminación atmosférica, química o la electromagnética", explicó Josep Martí Valls, coordinador del libro. Los ciudadanos aceptan limitaciones, como el carnet por puntos, radares o controles de alcoholemia para evitar atropellos; algo muy visible. Pero para afrontar la epidemia imperceptible de la contaminación la adopción de medidas se retrasa. "A veces, para demostrar los daños sobre la salud, se necesitan muchos afectados por la contaminación y muchos años de seguimiento, porque hablamos de efectos en bajas dosis, crónicos y a largo plazo. Y son estos son los que causan las enfermedades cardiovasculares, asmas o cánceres a largo plazo", dice Josep Martí Valls.

Cuesta establecer la relación causa-efecto; pero existe. Según un estudio del Centre de Recerca en Epidemiología Ambiental, si la región de Barcelona redujera la media anual de concentración de partículas sólidas en suspensión en 10 microgramos (para cumplir la exigencia europea, y alcanzar los 40 microgramos porm3) se evitaría cada año 1.160 muertes prematuras y aumentaría la esperanza de vida en 4,6 meses. Y si esa polución bajara hasta los 20 microgramos por m3, como recomienda la OMS, habría 3.500 muertes menos al año. "Las cifras son escandalosas", según el informe, pues el número de muertes por accidentes de tránsito en Catalunya fue en el 2009 de 269.

El libro aborda la solución a los diferentes sustancias químicas (algunas se acumulan en tejidos grados y otras con efectos de disruptores endocrinos) y propone aplicar el principio de precaución y cautela. Asimismo, se completa con una recopilación de buenas prácticas, entre ellas las llevadas a cabo en Pekín para reducir la polución en los Juegos Olímpicos, y con la cuales "se produjo una reducción de los ingresos hospitalarios por asma a la mitad", según explicó Clara Mestres.

Los autores del estudio destacan la alta densidad de tráfico en Barcelona (6.100 vehículos privados por kilómetro cuadrado, frente a los 1.500 en París o Berlín), por lo que reclaman "sacar el coche de la ciudades". En este sentido, proponen crear áreas peatonales y zonas verdes, sustituir los vehículos diésel (por su elevadas emisiones de partículas y óxidos de nitrógeno) y aprovechar las experiencias europeas (peajes urbanos, prohibiciones para circular a determinadas categorías de vehículos o las limitaciones a circular a más de 80 km/h combinadas con la velocidad variable). El libro lo edita el Consell Assessor per al Desenvolupament Sostenible.

ANTONIO CERRILLO