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viernes, 23 de julio de 2010

CORNUDOS

La raíz de este articulo, proviene de una llamada, de hace ya algunos días, del programa: Hablar por hablar, en su edición para catalunya.

En dicha llamada, una mujer confesaba que le era infiel a su marido, desde hacia unos meses. No intentaba justificar nada, ni creo que esperara que la juzgaran. Solo sintió la necesidad de contarlo.Como siempre las reacciones no tardaron en llegar en forma de llamadas. Estas últimas son, en verdad las que originan este articulo.
Casi todos los que llamaron juzgaron que la susodicha era, en pocas palabras una fresca que, alegremente, se dedicaba a follar con otro mientras su pobre marido se dedicaba toda la semana trabajar como un cabrón, ( vaya curiosidad ), para mantenerla a ella.
Todo el mundo dio por echo, que ella se lo estaba pasando de fabula, a costa de un marido que estaba muy lejos, ganando el pan para ella.
Todo ello, unido a mi propia experiencia, me lleva a reflexionar, sobre la imagen tan, como diría, tan distorsionada que se tiene de los infieles. De los que ponen los cuernos a sus parejas. Quien nunca a pasado por una situación semejante, da por echo, que el infiel es un ser que se dedica a follar, a traicionar y a mentir a su pareja, por el mero motivo de sastifacer sus mas que bajos instintos. El cornudo o cornuda, siempre es la victima.


Dejad que os cuente algo. Cuando un hombre o mujer, descubre un día, que hay alguien que le atrae, que sin saber como, se esta colando en su corazón, empieza un proceso de angustia que los fieles, no pueden llegar ni a sospechar. Cuando te das cuenta, casi sin darte cuenta, que puedes beber de donde has jurado que no beberías jamás, todos tus principios se tambalean. De repente no te reconoces ni en tu propia piel e intentas por activa y por pasiva alejarte de lo que te esta poniendo tu vida patas arriba. Pero no siempre lo logras. Y un día das un primer beso y viene otro, y después llega el deseo que no es un simple instinto sexual, es mucho mas, es sentir que puedes amar, como nunca has hecho antes, y no es para nada agradable, llegar a pensar que has estado equis años viviendo a medio gas. Es muy duro descubrir que quizás te equivocaste al tomar la decisión mas importante de tu vida. Es desconcertante, enterarte de que en tu corazón, caben muchos sentimientos, que caben mucha gente y que querer no es amar.


Descubres que puedes mentir, faltar a tu palabra y engañar. Y lo peor es sentir que no te arrepientes. Lo peor es que, cuando empiezas a buscar culpables, siempre terminas en el mismo lugar: tú.
¿ Os pensáis que es fácil, volver a casa donde te espera tu mujer o marido, después de haberte entregado en cuerpo y alma a otro u otra?. ¿Creéis de verdad que somos tan ruines, qué disfrutamos al ver qué la persona que te mira es casi como un desconocido y saber qué no es culpa suya?.
Y claro, entonces diréis: Pues joder, no lo hagas y ya esta. Si tan malo es, con no hacerlo listo.
Y, bueno yo solo puedo decir que ojala nunca os pase a vosotros. Que siempre seáis tan felices, os sintáis siempre tan completos que no tengáis que descubrir lo incompletos que podéis a llegar a estar.
Otros dirán entonces que: Si te has enamorado de otro u otra, deja a tu pareja primero y, después haz lo que quieras.
Pues bien, primero os diré, que nadie a dicho que ya no quieras a tu pareja. Segundo que cuando llegas a la conclusión de que tus decisiones, las que has tomado sopesando todo, pueden ser erróneas, dejas de confiar en ti mismo o misma, te pones en duda continuamente y es tal la confusión que eres incapaz de decidir nada. Es tanto el miedo a equivocarse, a los daños que puedes llegar a provocar, que te quedas paralizado. Y, creedme, eso te destroza.
La imagen del infiel feliz, que disfruta poniendo los cuernos a diestro y siniestro, en busca de una autodeterminación indeterminada, puede ser cierta, no lo dudo, pero muy injusta para con la mayoría. La imagen del cornudo, ignorante de todo y libre de toda culpa es tan engañosa como un tuco de magia.
Por último, también me gustaría decir, una gran verdad.
La mayoría de infieles, la mayoría de los que nos dedicamos a por los cuernos por ahí, somos al mismo tiempo cornudos. Pues, si es cierto lo que dicen algunas estadísticas, casi siempre que somos infieles, lo somos con mujeres u hombres que también están casados o casadas. Así que por esa regla, a nosotros nos ponen los cuernos tanto o mas que a las parejas, digamos que legales. Se une entonces la angustia de tus propias mentiras, con la certeza de que la persona a la que amas, esta compartiendo su cuerpo con quien tiene todos los derechos. Y tú estas en la misma situación. He intentas no pensarlo, pero lo piensas, pues a diferencia del carnudo o cornuda legal, tú si que tienes la certeza de que eso pasa.


Para acabar esta tesis, solo intento decir, que nada es tan sencillo como parece. Que nadie esta ni libre de culpas ni es del todo inocente. Que lo que nace del corazón, no siempre es entendible, ni moral, ni siquiera razonable. Pero lo que si es, es hermoso. Aunque duela.
David.

http://lacomunidad.elpais.com/sefaradavid/2009/7/13/cornudos-