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viernes, 23 de abril de 2010

Cuidado con las reformas


 
Hay que hacerlas; o te cambias de casa (y la economía no está para ello) o poco a poco vas haciendo esos arreglillos necesarios que hacen un poco más acogedor tu hogar. Pero entonces te tropiezas con la ausencia de profesionales especializados.
La formación profesional no ha alcanzado el estatus social necesario para que podamos apoyarnos hoy en el gremio de las empresas de reforma como uno de los pilares para salir de la crisis. El acceso universal a los estudios universitarios (al que he aludido en alguna ocasión en este blog) que se produjo en la década de los 80 dejó la formación profesional para aquellos que decidían abandonar los estudios después de haber superado la educación obligatoria. Daba prestigio social enviar a los hijos a la universidad y, sin embargo, el acceso a los ciclos formativos se identificabas como el refugio de los menos capacitados.
Los efectos de aquellas tendencias fueron, de un lado, un importante desfase entre la oferta y la demanda de titulados universitarios, muchos de los cuales sufrieron el desempleo o, en el mejor de los casos, ocuparon puestos de trabajo para los que se requería una cualificación muy inferior; y de otro, una escasez de profesionales cualificados en ámbitos como la ebanistería, la construcción, la fontanería o la electricidad, trabajos para los que, sin embargo, la demanda superaba a la oferta y que, por tanto, muchas veces (las que más) eran cubiertos por personas en desempleo sin ninguna formación especializada.
Un país necesita buenos médicos, maestros, ingenieros y un importante número de profesionales formados en la universidad, pero también precisa de buenos artesanos de la madera, de la construcción y de otros muchos oficios. La cuestión está en el equilibrio entre ambos tipos de profesionales y, sobre todo, en la convicción de que sea lo que se sea, es preciso ser el mejor.
Ahora que la moda de ir a la universidad empieza a dejarnos estudiantes que parecen no querer estar en ella (a la vista de las alta tasas de fracaso y abandono) y a la vista de la reorientación que se está dando al sector de la construcción para la superación de la crisis económica, es el momento para que todos tomemos conciencia de la oportunidad que supone para este país y, sobre todo, para muchos jóvenes, una buena formación para el desempeño de un oficio que supone la formación profesional en sus diferentes ciclos formativos. Así lo ha visto el Ministro de Educación y espero que lo vean el resto de fuerzas políticas y agentes sociales.
http://lacomunidad.elpais.com/lc-contreras/2010/4/23/cuidado-con-reformas