martes, 17 de junio de 2008

DEPRESIONES FRIVOLAS


JOAN BARRIL

Una mujer se ha roto un brazo. Las radiografías así lo confirman. Me cuenta que cada semana ha de ir a que le renueven la baja. Los huesos tienen su propia vida y ya se sabe que en una semana el esqueleto no tiene tiempo de ponerse de nuevo en su sitio. Tampoco se trata de desconfiar de fractura y fracturada. Simplemente hay que ir, como los presos en libertad condicional, para que médico y paciente ni siquiera se vean. Un sello en el papel y hasta la semana que viene. Dos meses y luego a recuperación. Las leyes del cuerpo son más claras y sabias que las normativas burocráticas.

Esas son las bajas tradicionales: baja por embarazo, baja por accidente, baja por gripe. Pero una nueva causa de absentismo laboral aparece en el horizonte. Las leyes del cuerpo son claras, pero las leyes de la mente son confusas. El primer mundo va viendo un incremento de las depresiones catalogadas. ¿Realmente la depresión está tan extendida? Tal vez entre médicos con prisa y pacientes agobiados estamos frivolizando una enfermedad realmente grave. ¿O acaso será que los sentimientos y emociones relacionados con la angustia artificial o con la insatisfacción personal pueden diagnosticarse como depresión a cambio de una pastilla?

La idea salvífica de que hay un medicamento para cada cosa nos está apartando de la propia reflexión. Estamos agotados. Nuestro jefe no nos entiende. El banco nos amenaza con cartas sin firmar. La empresa está a punto de deslocalizarse. Nuestra pareja llama demasiadas veces por teléfono a un número desconocido. El hijo colecciona suspensos y hay que pagar a alguien que vele por los abuelos. No es una depresión. Es, simplemente, demasiado. Pero la palabra depresión permitirá la baja y una pastilla. En las aguas que algún día beberemos, los químicos encuentran pequeñas trazas de ansiolíticos de tanta gente que busca una vida mejor por la vía de la pastilla. El sueño de estar de baja porque no se puede más es un síntoma colectivo. No son los ciudadanos los que están enfermos: es la sociedad la que no sabe reaccionar cuando la vida le lleva la contraria.

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