viernes, 16 de enero de 2009

AEROPUERTO




Faltaban solo dos horas para finalizar su turno. Le dolía la espalda pero aun le quedaban los servicios. El aeropuerto estaba casi desierto a esa hora de la madrugada, la nochevieja no hay mucho movimiento, su jefe se había ido, por lo que se sentó un momento y encendió un cigarrillo. Le sabía a gloria, después de tantas horas sin poder fumar.

Echo un vistazo a su vida mientras soltaba bocanadas de humo en circulitos…. Vaya mierda de vida. Se puede resumir en los cinco minutos que dura un cigarrillo.

Cogió el carro de la limpieza, entró en el servicio de caballeros después de poner el cartelito en la puerta y comenzó su tarea. No habían pasado ni cinco minutos cuando oyó un ruido. Ya estamos- pensó- otro pirao que no sabe leer…

No le dio tiempo ni a girarse, unas manos la agarraron por detrás, le taparon la boca y ella, con los ojos desorbitados por el terror pensó que había llegado su hora…

Pero no, las manos la giraron y vio con asombro al hombre más guapo que hubiera podido imaginar jamás, susurrándole al oído que no gritara, que no iba a hacerle daño.

Ella no acostumbraba a fiarse de lo que le dice la gente, menos de un tipo que la tenia sujeta, pero era tan guapo…algo en su interior le decía que se dejara llevar…y eso fue lo que hizo.

Asintió con la cabeza y el hombre la soltó. Pero solo un momento, de pronto, sin mediar palabra, la besó en la boca. Ella quedo paralizada por la sorpresa, pero pensó-que coño- y abrió los labios para recibir aquella lengua que parecía una serpiente hambrienta.

El desconocido la agarraba por el pelo, pero no le hacia daño, era un gustazo, ella se agarró a su cuello y se dejo llevar. El tipo la fue despojando del uniforme mientras la empujaba contra la pared, ella no podía creer lo que le estaba sucediendo pero tampoco le importaba demasiado, llevaba mas de seis meses sin sexo y esto prometía, así que cerró los ojos…

Conforme le iba quitando la ropa, el desconocido la iba besando por todo el cuerpo, sus pezones, al contacto con aquella lengua se pusieron rígidos y enhiestos, el los mordía, los chupaba, los besaba, mientras le quitaba el resto de la ropa, a lo que ella totalmente excitada, ayudaba a la vez que intentaba desnudarle a él.


El tipo la cogió en volandas y la sentó en la encimera de los lavabos, abrió sus piernas y hundió su cabeza entre ellas. Separo sus labios con los dedos y comenzó a lamer todo su sexo, con una maestría digna del mejor profesional, ella ya no podía pensar, el placer iba y venia....

Ella intentaba abrazarle, corresponder de algún modo, darle placer, pero el se escurría, parecía estar dedicado exclusivamente a complacerla a ella, era delicioso ver un tío como el entregado a ella, enloqueciéndola de placer… ya no aguantaba mas, quería sentirlo dentro, se lo pedía una y otra vez, pero el no hacia caso, seguía poniéndola una y otra vez al borde del éxtasis y cuando ella estaba a punto de estallar paraba… la besaba, le mordía los pechos, hasta dejarla al borde de un cataclismo de placer.


Los minutos se le hacían segundos, cuando al fin logró relajarse un poco vio emerger de la bragueta del tipo un maravilloso e indescriptible pene que apuntaba directamente hacia ella….intento cogerlo, pero como siempre, se escabullo de entre sus manos…el la atrajo hacia si y la penetro con una fuerza que ella casi se desmaya, no podía creer lo que le estaba pasando, esto es un sueño –pensaba- pero fuera lo que fuera el placer era real, muy real.

Se aferro a su cuello, enlazo sus piernas a la cintura de él para sentirlo muy dentro, era una mezcla de placer y dolor que le hacia sentirse mareada, pero de lo que estaba segura era de que no quería parar, dios! Que no pare, me voy a volver loca, pero él no paraba, entraba y salía y cada vez que lo hacía ella sentía una oleada de placer infinito, gemía gritaba y sus gritos hacían las embestidas cada vez más furiosas y seguidas hasta que ella explotó en un orgasmo maravilloso y cruel.

Pero él no había terminado, estaba en su máximo apogeo, la cogió por la cintura, la volteó, sacó de su bolsillo una cajita y untó su pene con una sustancia brillante y de exquisita fragancia…

-no, por favor, eso no…

-no te preocupes, no te haré daño- susurró él a su oído. Tu relájate

Era una experiencia nueva para ella, y tal como prometió, el no le hizo daño, la trataba con suma ternura, excitándola, acariciando su clítoris mientras la penetraba con delicadeza, hasta que ella se relajo por completo y se entrego una vez mas al placer, un placer desconocido hasta ahora, pero que sabia que buscaría en adelante.

Cuando el desconocido consiguió otro par de orgasmos por parte de ella volvió a voltearla, volvió a penetrarla y comenzó la carrera hacia su propia meta con movimientos precisos que le proporcionaron su propio orgasmo.

La besó en la boca y desapareció, dejándola completamente atónita y medio desmayada. Recompuso su aspecto como pudo, recogió el carro de la limpieza y cuando salio del baño estaba convencida de que lo había soñado, pero su cuerpo decía que no, que era real.

-Cuando se lo cuente a Lola no se lo va a creer…

Llegó a su taquilla, cogió su bolso y al coger la pitillera vio un sobre blanco que estaba segura de que antes no estaba allí. Lo abrió y con sorpresa encontró una foto de su desconocido con una especie de dedicatoria:



Feliz año nuevo y feliz cumpleaños


Lola.


J.G.
http://lacomunidad.elpais.com/amores-fugaces/2009/1/1/el-aeropuerto-3

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