miércoles, 23 de agosto de 2017

¿INSTINTOS O COSTUMBRES?


Por mucho que intentemos ignorarlo, somos animales, mamíferos para más señas. Los machos prefieren hembras jóvenes para asegurar que sus genes tengan continuidad y por eso buscan la fertilidad de la juventud. Las hembras, por el contrario, saben que el semen de un macho adulto es tan efectivo como el de un macho joven y a cambio les ofrece mayor protección y seguridad, a ella y a sus cachorros. Si traspolamos estas premisas a nuestra especie, entenderemos porqué a los hombres le encantan los pechos firmes, los glúteos potentes y la piel aterciopelada, son signos de juventud y capacidad reproductiva, por el contrario, las mujeres prefieren hombres adultos, fuertes y con experiencia porque les aseguran estabilidad y protección para ellas y sus descendientes. Si a ello añadimos los condicionantes económicos, tendremos muy claro el porqué de las diferencias conductuales entre ambos sexos. En los últimos decenios, cuando la mujer madura ha alcanzado solvencia económica y social, tambien se inclina hacia los machos más jóvenes, pero siempre que haya solucionado sus necesidades pecuniarias y reproductivas. La liberación social y sexual siempre pasa por condicionantes económicos, nadie es libre si es un esclavo de la necesidad.

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